El Chaltén nos reveló que el trekking no es lo nuestro
Por el hecho de ser viajeros nos son atribuidas etiquetas estándar, como por ejemplo que no tenemos miedos, o que siempre somos osados y aventureros, o que somos expertos acampando y en la vida al aire libre, o que amamos el trekking, bueno en este post derrumbaremos esta creencia, porque nosotros ya siendo viajeros hace un tiempo, seguimos sintiendo miedos, no siempre somos osados ni aventureros, ni somos expertos en camping, y en El Chaltén descubrimos que el trekking no es lo nuestro. Lo irónico es que en la capital argentina del trekking tuvimos esta revelación, pero no fue algo instantáneo, ni por una mala experiencia, fue todo un proceso que venía de antes.
La previa
Ir a El Chaltén siempre está envuelto por multiplicidad de expectativas, es un lugar muy afamado entre viajeros y turistas porque allí habita el Monte Fitz Roy, emplazado en una cadena montañosa galante que regala uno de los paisajes más espectaculares de la Patagonia argentina.
Ese paisaje nos llamaba desde que tomamos el desvío de la Ruta 40 hacia la cordillera, era un deleite ver cada vez más cercano este ícono paisajístico pero el viento lo fue opacando, porque en la RP23 que conduce hacia El Chaltén vivimos uno de los temporales de viento más duros en nuestro paso por la Patagonia, fuertes ráfagas de viento en contra que nos obligaban a resistir y hacerle frente con nuestros cuerpos totalmente tensionados, y además un pequeño armadillo le añadió mayor dificultad, porque se atravesó en medio de la carretera y por poco lo atropellamos, menos mal logramos esquivarlo y salir ilesos. La moto iba a tan sólo 20 km/h a todo dar, y el consumo de la gasolina ni se diga, tuvimos que aguantar todo el tiempo arriba de la moto hasta que llegamos al pequeño pueblo guardián de la montaña.
Por esas épocas nuestra situación económica no era muy buena, y al ser un lugar altamente turístico, las opciones de alojamiento no estaban a nuestro alcance monetario, así las cosas, las posibilidades eran casi nulas y el siquiera considerar salir de ahí era muy loco, pues el viento seguía soplando fuerte, entonces de tanto pensarlo y preguntar con uno y con otro, nos hablaron de la Casa de Ciclista El Charito, era la alternativa más barata y fue el mejor lugar en donde pudimos estar en El Chaltén.
Hacer camping libre no nos convenía pues necesitábamos un sitio seguro donde dejar la moto para poder ir al Monte Fitz Roy, recorrido que nos tomaría 2 días entre ir y volver, teniendo esta cuestión resuelta en la casa de ciclistas, empacamos carpa, sacos de dormir, provisiones de comida, linternas, cámaras y ropa de cambio, para esa gran aventura en la montaña.
Primeros 8 kilómetros
Desde que iniciamos en el mundo de los viajes hemos practicado trekking para adentrarnos en montañas ancestrales y descubrir tesoros naturales que únicamente están allí, al principio -quizás por la juventud- era nuestra actividad favorita y amábamos hacer trekking, pero con el paso de los años y ahora con un estilo de vida viajero en moto que conlleva al sedentarismo, no lo disfrutamos al 100%.
Sabíamos que la dificultad de la caminata hacia la Laguna de los Tres iba a ser media-alta, pero nos ganaron las ganas de conocer el Monte Fitz Roy en primera persona, íbamos con la mejor actitud sin tener mochilas aptas para trekking, llevamos nuestro equipaje en la mano y en maletas pequeñas, para nada cómodas ni ergonómicas, el nivel de exigencia de los primeros 2 kilómetros se hizo notar, y la mala noticia (para nosotros) es que en total ese día tendríamos que caminar 8 kilómetros.
Cada paso hacia delante costaba mucho más, las piernas nos temblaban y no se mantenían firmes por mucho tiempo, nos deteníamos cada rato apenas veíamos un lugar para sentarnos, cuidando de no estorbarle a los otros caminantes, a quienes veíamos súper equipados con bastones de trekking, la mochila adecuada y la ropa apta para esta actividad, verlos y compararnos con ellos nos causaba risa, al ver nuestra poca preparación, pero lo que cuenta es la intención.
Había un letrero cada kilómetro avanzado, llegar hasta cada uno de ellos se convirtió en impulso para seguir, y por supuesto el ir encontrando con la vista, desde varios ángulos, al Monte Fitz Roy, rodeados de naturaleza pura.
La jornada del día terminó en el Campamento Poincenot a las 5 PM, tras haber caminado los 8 kilómetros que nos costaron tanto, nos dimos una potente comida y a dormir temprano porque al siguiente día debíamos madrugarle al amanecer.
A punto de tirar la toalla
Decir que solamente nos hacían falta 2 kilómetros puede parecer muy poco, pero estos dos mil metros restantes para coronar el sendero de la Laguna de los Tres, fueron los que más sufrimos.
Madrugamos a las 3 AM para continuar con el camino, el común denominador en la oscuridad y el silencio predominantes eran las luces de linternas frontales que iban subiendo, acompañados de pasos firmes sobre la tierra a un ritmo sincronizado, nosotros nos unimos a aquel colectivo de caminantes, a quienes solamente reconocíamos por sus luces apuntando al suelo.
Nuestros cuerpos estaban resentidos por la actividad física del día anterior, y todavía no sabíamos lo que nos esperaba, seguíamos con toda la actitud, pero la exigencia física agotaba nuestras fuerzas rápidamente, este tramo del sendero es de dificultad alta y es puramente ascenso entre rocas grandes y caminos inestables. Yo (Natalia) lo sufrí mucho, todos los demás caminantes me dejaban atrás y mi mente repetía con mayor frecuencia “no puedo más”, mientras Camilo me alentaba a continuar y me esperaba en mi lento ascenso.
El tiempo estimado para hacer este tramo es de 1 hora y media, y nosotros siendo los últimos, nos demoramos más de 2 horas. Por poco y no alcanzamos a ver la razón que nos trajo hasta este lugar, que es ver el Monte Fitz Roy dorado, al ser iluminado por los primeros rayos de sol del amanecer, por fortuna llegamos justo a tiempo, no estaba nublado y la vida nos regaló este espectáculo natural, el mejor plan que pueden hacer en El Chaltén.
Esto no es para nosotros
Pese al frío estuvimos varias horas frente al Monte Fitz Roy, contemplándolo, comprendiendo lo dichosos que éramos, oyendo otros idiomas en boca de quienes compartían con nosotros ese momento sublime, retomando fuerzas para el camino de regreso, desayunamos con las últimas provisiones que nos quedaban. ¡A caminar de nuevo!, el descenso fue más rápido, pero se manifestó en mi rodilla derecha un malestar cada que daba un paso, el dolor se fue intensificando y marcó lo que fueron los 10 kilómetros que distaban para volver a El Chaltén, se me dificultó aún más el trekking, tuve que recurrir a 2 troncos delgados que me sirvieron de bastones para poder caminar y Camilo se recargó con casi todo nuestro equipaje.
Tras caminar y caminar con mucho cansancio durante casi 8 horas, volvimos a la casa del ciclista, muertos del agotamiento, con hambre, destrozados físicamente, y por sobre todo, con la gran recarga energética que solamente puede brindar la montaña.
Hacer senderismo es el único medio para alcanzar ese tipo de energía, además de mostrarnos lugares increíbles que existen en el planeta Tierra, pese a ser una de las actividades más maravillosas que eleva al ser humano a dimensiones elevadas, en estos momentos hacer trekking no es para nosotros, es algo que ya no disfrutamos tanto, se convierte en un suplicio más que un placer, pero quizás sea cuestión de práctica y acondicionamiento, , y obviamente activarnos físicamente y dejar a un lado el sedentarismo de una vida de viaje en moto.
Admiramos a quienes realizan con tanta pasión esta actividad al aire libre y nos encantaría disfrutar el trekking como ellos ¿y cómo es tu relación con el trekking? Te leemos en los comentarios.
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📽 ¡EL CHALTÉN 🇦🇷! GUÍA PARA LLEGAR A LAGUNA DE LOS 3 - SENDA FITZ ROY 🏔️ // CAP. 41 | Siguiendo el camino hacia el norte de Suramérica y luego de maravillarnos con el Glaciar Perito Moreno, el turno era para otro destino imperdible, en este caso era El Chaltén, la capital argentina del trekking.
Pese a una lucha casi interminable con el viento llegamos a este pequeño y turístico poblado, e iniciamos el trekking más desafiante y bello de nuestras vidas, 10 kilómetros de ida en 2 días para llegar a la Laguna de los Tres, la parte más próxima al emblemático Monte Fitz Roy, y de recompensa un amanecer dorado inolvidable.
En base a nuestra experiencia les preparamos esta guía muy útil ¡No se la pierdan! 📽