Viaje realizado en 2016. Los datos de precios, costos y demás son de esa fecha.
Después de las fiestas decembrinas, con la curiosidad por saber que es montar en metro, y contando con la fortuna que en nuestro país ya hay uno y no precisamente el que está constantemente en estudios, gracias a las malas administraciones y a la corrupción que están consumiendo lo mejor de nuestra amada capital; además antojados de poder conocer un monolito de 220 metros de altura, que a primera vista da la impresión de ser un paisaje propio de Europa o Asia, pero da la casualidad que ese bello lugar se encuentra nada más ni nada menos que en el Peñón de Guatapé, así que la decisión ya era rotunda: visitar el departamento de Antioquia, al noroccidente de Colombia.
La impaciencia de nuevo se apoderó de nosotros, nuestros cuerpos y en especial la moto quería rodar cuando incluimos en el itinerario de viaje visitar: Santa Fe de Antioquia, Medellín y La Hacienda Nápoles. Como siempre salimos temprano, eran las 7:00 am y la idea era llegar el mismo día a El Peñol (Antioquia) pero no fue posible, porque aunque la infraestructura vial de Colombia ha mejorado, el tráfico de mulas atrasa aún más el recorrido por las carreteras. Al salir de Bogotá por la calle 80, y más exactamente llegando a La Vega (Cundinamarca) ocurrió el primer contratiempo: un perro salió de la nada y por evitar lastimarlo frenamos en seco, lo que desencadenó que la llanta trasera se hubiera bloqueado y haber derrapado al mejor estilo de Rápido y Furioso, y pese a esta situación logramos no tocarle ni un pelo al perro y mucho menos a nosotros, pero al cabo de un kilómetro recorrido después de este incidente el olor a humo no paraba porque se habían quemado las bandas, y a punta de freno delantero seguimos nuestro camino hasta encontrar un mecánico, quien logró alivianar el problema hasta cierto punto, porque no tenía repuestos para esta moto, mostrándonos una falla de Royal Enfield en la escasez de repuestos a nivel nacional.
La ruta es el sueño para cualquier motero o viajero, perfectas vías que conectan de palmo a palmo cada rinconcito de este país tan inmenso y adornada por los bellos paisajes de Antioquia, vale la pena recorrerla; como recomendación si tienes afanes no viajes los miércoles, a razón de que es el día del mulero, haciendo el recorrido por las vías más lento y peligroso por la imprudencia de los conductores. A las 7:00 pm y sin rastro de nuestras posaderas nos encontrábamos en el municipio de San Francisco (Antioquia), nos faltaban aproximadamente 3 horas para llegar a El Peñol (Antioquia) y la lluvia se veía venir, por lo que nos hospedamos en una de las tantas paradas de tractomuleros, el carisma paisa no se hizo esperar debido a su amabilidad en todo momento.
En la mañana del día siguiente buscamos en todas las cafeterías y restaurantes habidos y por haber, algún caldo de costilla, consomé de pescado, o changűa, y no fue posible encontrarlos por estas tierras, el plato preferido por los paisas debe incluir alguna o todas las tres carnes: carne de res, carne de cerdo, o pollo, siempre acompañadas de frijol, huevo, arroz, patacón, y limonada natural; convirtiéndose así en nuestras tres comidas diarias durante los 5 días de viaje. El estómago se resintió bastante, pero nada de eso importó porque la ruta no amerita queja alguna, así que prepara tu estómago, ya que de eso se trata viajar.
Al tomar el desvío hacia la Piedra del Peñol, debes tener cuidado porque la carretera es un poco angosta y los imprudentes no faltan al volante; al cabo de unos minutos a lo lejos se lograba divisar tan imponente maravilla natural, quedamos anonadados con tan bello momento, el cansancio desapareció y la alegría apareció por ser unos de los pocos que apuestan por visitar esta joya natural.
Para el ascenso al Peñón de Guatapé, te aconsejamos llevar botellas de agua, bloqueador, calzado cómodo y mucha paciencia porque la cantidad de personas que sube es bastante, respira profundo y para arriba “sumercé”; con cada escalón que subimos pareciera que retrocediéramos dos, el cansancio es tal que la gente declina y prefieren regresar a tierra firme. Hay una escalera para subir y otra para bajar, se conectan en ciertos puntos así que no hay problema si no puedes más. Al llegar a la cima el paisaje lo vale todo, y ante la inmensidad del embalse y el verde del paisaje nos relajamos y deseábamos que el tiempo se detuviera y quedarnos toda una eternidad en tan precioso lugar. Al finalizar el día nos dirigimos a Rionegro (Antioquia), a la casa de unos familiares que entusiasmados nos recibieron con fervor por esta gran proeza, porque este viaje parece largo para algunos, pero es bastante gratificante para nosotros.
Medellín es una ciudad que merece estar a la altura de las mejores del mundo, por su metro, sus parques, sus vías, su clima y su cultura característica; en el metro da gusto recorrer de extremo a extremo la ciudad y la organización de su sistema de transporte es muy bueno. Si vas a ir no olvides visitar la Plaza Botero, el Pueblito Paisa, la Plaza Cisneros, el Parque de los pies descalzos, entre otros.
Después de recuperarnos de tan largos trayectos, y con el mismo entusiasmo que teníamos al salir de casa, emprendimos rumbo hacia Santa Fe de Antioquia y a su histórico Puente de Occidente. Transitar por las calles de Santa Fe de Antioquia es muy enriquecedor por las innumerables historias que se resguardan en este sitio y su mayor secreto se encuentra a unos 10 minutos del casco urbano, al llegar al final del camino se encuentra uno de los puentes que en su mejor momento fue considerado uno de los ¡7 más importantes del mundo!, como ves es una obra de arte que se ha mantenido a lo largo del tiempo, precisión y belleza en cada paso al caminar sobre él, es una hermosa experiencia para cualquier viajero, su perfección se mezcla con uno de los cuerpos fluviales más importantes de Colombia, el Río Cauca, lastimosamente sus niveles de agua están muy bajos por culpa de la mano del hombre, ante tan impactante imagen y con la impotencia que produce al ver el agua de este río prácticamente seca, en tan deplorables condiciones te invitamos a tomar conciencia. Nos dirigimos de nuevo a Santa Fe de Antioquia a descansar porque al día siguiente nos esperaba el viaje de regreso a casa.
Luego del viaje a Santa Marta nunca habíamos visto tan lejos nuestro hogar, decidimos madrugar porque al igual que todas las rutas recorridas es mejor rodar por ellas sin afanes, salimos a las 7:00 am de Santa Fe de Antioquia y llegamos a la Hacienda Nápoles a las 12 de la tarde, estábamos volando porque la moto estaba endemoniada y acompañados de buen clima la rodada fue espectacular.
De la Hacienda Nápoles ya todos saben la triste historia que hay detrás de ella, como es posible que esta inmensidad de paisaje y abundancia de vida, hayan sido cómplices indirectos de unas de las épocas más difíciles de nuestro país. El parque temático cuenta con diferentes atracciones, lugares de avistamiento de animales y museos, que se disfrutan a través de un recorrido estilo safari, además hay cuatro piscinas que aumentan el valor de la entrada al parque porque tiene un costo de $64.000 por persona, en esta oportunidad no contábamos con mucho presupuesto, así que escogimos la más económica con un costo de $34.000. Todo el día pudimos gozar de una gran experiencia gracias al conocimiento que pudimos adquirir y a la variedad de animales, en especial Vanessa un hipopótamo rosado que fue rechazada por la manada, pero acogida totalmente por los humanos, con quienes tiene un lazo de fraternidad muy estrecho. No olvides llevar bastante agua porque el recorrido es muy extenso y el calor no da tregua.
Al finalizar el día y con sueño decidimos descansar en Guaduas para entrar con el mejor de los ánimos a trabajar. Esperamos que este pequeño relato te sea de ayuda para conducir nuevas rutas, hacer nuevos amigos y rodar por Colombia.
1283
km
recorridos (ida y regreso) ruta entre Bogotá-Santa Fe de Antioquia-Bogotá, a una velocidad promedio 80 kms/h
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Somos Natalia y Camilo, una pareja de motoviajeros colombianos, y estamos recorriendo Sudamérica desde 2019 a bordo de Changüa, una moto Yamaha Teneré 250, ahora viajamos en esta misma moto con sidecar.
Somos los creadores de Rolombian Travel, un proyecto de vida en el que documentamos un viaje real por Sudamérica.